lunes, 23 de septiembre de 2013

¿Qué olores te traen recuerdos?


Varios. Creo que los olores son una de las formas más fuerte de asociación con un hecho pasado.

Un olor que me lleva a mi niñez es el de los mercados muy temprano en la mañana, cuando recién están desembarcando las frutas y verduras. Me transporta automáticamente a la época en que era niña y me quedaba a dormir en casa de una tía abuela que me cuidaba cuando mis papás tenían que viajar. Cuando empezaba a amanecer se oían los ruidos del desembarco de los productos del mercado que quedaba en frente de la casa de mi tía, y al salir de la casa con ella rumbo a su negocio, poco después del amanecer, llegaban a mí esos olores a campo, frutas y verduras frescas, que me encantaban. Ahora es inevitable que piense en ella y en aquellos días cuando percibo un olor así.

Otro olor que me trae recuerdos es de los bebés lactantes. Ese olor tan delicioso a leche y bebé me recuerda muchísimo a mis hijas cuando eran pequeñas. Qué nostalgia. :)



Los olores no son mi fuerte. Cuando era niña mi madre me ponía gotas de efedrina para descongestionarme la nariz (en esa época no se conocían las contraindicaciones), y eso acabó con la mayoría de mis células olfativas. Con el tiempo y el yoga he ido recuperando un poco el olfato y los recuerdos :) 

El olor del tabaco (el puro habano), por ejemplo, es el olor de mi padre. Fue tabaquero toda su vida y toda su ropa, sus instrumentos, sus zapatos… todo él olía a tabaco. Aún hoy abro una caja de puros y no puedo evitar echarme a llorar. El olor del plomo derretido también me recuerda a mi padre, a su parte más creativa, específicamente un domingo en el que, después de haber conseguido todo lo necesario, fundimos plomo en casa para hacer unas figurillas en un molde. 

 El olor del café, es el olor de mi madre. No recuerdo una mañana de mi infancia sin que la casa oliera a café desde primera hora. “Si no me tomo una tacita en cuanto me levanto, luego me está doliendo la cabeza todo el día” –era y sigue siendo su justificación. Bueno, y el olor de un buen potaje de frijoles negros también me lleva de regreso a la cocina de mi madre, cómo no. 

Y había unas flores silvestres, a veces blancas, a veces rosas, pequeñitas, con las que hacíamos coronas y collares introduciendo el pedúnculo de una en la corola de la otra. Esas flores tenían un aroma suave y dulce, muy parecido al de las galletitas María. Así que hoy, cuando como una galletita María, por asociación, viajo hasta esos días de la infancia en los que hacía guirnaldas de flores con mis amigas. 

Luego viene un lapso enorme de ausencia de olores en mis recuerdos hasta el fuerte olor de los aceites esenciales que conocí en México, cuando ya empezaba a recuperar mi olfato. 

Como curiosidad muy curiosa, me doy cuenta de que un olor que no dejé de captar en todas mis edades a pesar de mi débil sentido es el olor de los libros nuevos; esa fuerte mezcla de papel, tinta y pegamento me ha acompañado siempre.

49 comentarios:

  1. Los olores, como los sonidos tienen esa capacidad de transportarnos a tiempos remotos.

    El olor del mar es el olor de mi primera infancia. Me recuerda a mi padre. Cierro los ojos y en un instante estoy en Mar del Plata, en la vieja casita de verano, el medio mundo de pesca, los eucaliptos de la calle Marie Curie...

    EL olor a lavanda es el olor de mi madre... ella siempre poniendo flores en los cajones para perfumar la ropa, toda su ropa huele a lavanda...ese olor me transporta a la casa donde me crié, a los cajones de una cómoda de estilo que tenía prohibido abrir (pero que inevitablemente abría siempre que mi madre no estaba en casa) y allí, ordenada primorosamente toda la ropa y ese perfume....

    El olor de la nafta de los aviones es el olor de mi padrino, Federico....él era piloto y yo me crié jugando en los hangares del aeropuerto y correteando entre piezas de motores y partes de las avionetas de la Piper. Puedo verlo aún, tan buen mozo como una estrella de cine, con su cabello canoso y su bigote.

    Y el arroz con leche es el aroma de mi abuela. Mi abuela austriaca, Eugenia. Mala como ella sola, muy estricta, no me quería ni un poco porque yo no había salido rubia como mis otros primos jajaja siempre que siento olor a arroz con leche viajo mentalmente hasta el casco de la estancia... ella con sus botas de cabalgar de la noche a la mañana y un rodete tirante...

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    1. El olor del mar!!!! Cómo pude olvidarlo? Ese ha sido también una constante en mi vida, hasta que salí de la isla. Y no me di cuenta cuánto lo extrañaba hasta que, cinco años después, llegué a Yokohama y el olor de la bahía me golpeó de frente y hasta me hizo llorar de la emoción. Eso era lo que me había faltado durante esos cinco años y yo no me daba cuenta!

      Qué linda tu respuesta, Ceci! Me llevaste contigo en tus recuerdos...

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    2. Cecilia, tu comentario me confirma, que en la pila bautismal se pega lo bueno del padrino, y tu abuela, no te quiso por no ser rubia, si te viera ahora pelirroja, una verdadera austriaca.

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    3. Si?? vos decis Ylba?? entonces la abuela Eugenia debe estar sonriendo desde algún lado... no sabés lo que era mi padrino!! un buenmozote bárbaro... me hiciste reir! gracias, hoy me hacia falta!

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    4. El olor del marl! es cierto! yo crecí al pie del mar y era hermoso despertarse en la mañana, salir y percibir el frío y el olor de la playa y el agua.

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  2. Loly, qué lindo lo que dices del olor de los bebés! Ay! Cada vez que te leo me renacen los deseos de ser madre! :) Ya no sigas que me vas a meter en problemas por acá, jajaja!

    Y lo de los mercados... mmmmm... Recuerdo las imágenes de los mercados que visitaba con mis padres, y las de los mercados de México, pero nada de olores, no. Deben haber caído en ese lapso de ausencia de olor del que hablaba.

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    1. Entonces voy a seguir y a seguir insistiendo en el tema de los bebés hasta que te convenza Elena jajajaja.

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  3. Comenzando por mi niñez, el olor a café, era el despertador que usaba mi madre, cuando llegaba ese olor a nuestra cama, era el momento de levantarnos para ir a la escuela, luego el olor a flores silvestres, flores que cultivaba mi madre en su jardín silvestre, junto a hortalisas y frutas, sin ninguna técnica especial y que ayudaban a nuestra alimentación, unida al placer del olor de las flores, quedaron en mi sentido del olfato para toda la vida.

    El olor a madera, mi padre era ebanista, no digo carpintero, porque él recalcaba que no lo era, hacía muebles muy finos, tallados a mano, trabajaba la madera especialmente para el tallado y luego la pulía a mano, llegaba a casa impregnado de un olor caracteristico muy fuerte, que se instaló en mis glandulas olfatorias para toda la vida., era un artesano, mejor un artista.

    Igual que Elena, sufro de una rinitis alérgica, pero eso no ha sido obstáculo para sentir constantemente el olor de la piel de mi esposo, en las mañanas siento el olor a crema de afectar, su almohada impregnada con su colonia, y hasta su sudor, cuando llegaba de sus caminatas y se me acercaba a darme el saludo mañanero.

    El olor característico del cigarrillo, trae a mi mente el recuerdo de mi hijo, que era un gran fumador, y si se trata de olor del tabaco, mi reacción es inmediata.

    Así es que los recuerdos de mis seres queridos ausentes, han luchado con mi rinitis, hasta el punto de que mi sentido del olfato ha tenido que ceder ante estos recuerdos.

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    1. Ylba qué hermosos recuerdos, gracias por compartirlos. Yo adoro el olor a madera, sobre todo cuando la están trabajando, es delicioso!

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    2. Ylba, me trajiste el recuerdo del olor a madera. Otro que no sé cómo pude olvidar. Ese era otro de los oficios de mi padre: carpintero, y en mi casa siempre había pedacitos de madera, serrín, y todo tipo de herramientas para trabajar la madera... Qué lindos rescuerdos!

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  4. Elena, al igual que tu mamá, si no tomo una taza de café al empezar el día, paso con dolor de cabeza y no hay café que me lo quite después :)

    Sin embargo no es el olor a café el que me trae recuerdos, digo recuerdos agradables porque hay olores que me traen al presente las náuseas que sentí con cada embarazo y se me revuelve el estómago, jaja.
    Cuando tenía alrededor de siete años, me regalaron una caja de jabones con olor a almendra, esa caja luego me sirvió para guardar la ropa de mi muñeca, una skipper muy linda :) aunque no recuerdo el nombre de los jabones :( cada vez que siento el olor de las almendras, me veo niña jugando con mi muñeca :)

    Tampoco tengo bien desarrollado el sentido del olfato :(

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    1. Yo también tenía una cajita de jabón donde guardaba unas tarjetitas que tenía de niña Miriam, siguen las coincidencias! :)

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    2. Creo que no recuerdo el olor de ningún jabón en especial. Bueno, sólo de uno de canela y naranja que me regalaron en México, y lo recuerdo porque me estimulaba mucho el olor. Salía del baño, además de limpia, lista para la batalla!
      Mi mamá guardó durante muchos años un jabón marca Maja, español, que alguien le regaló. Lo ponía en el cajón de las toallas y sábanas. Pero no recuerdo su olor, tan sólo el envoltorio que era muy bonito, rojo y dorado con la imagen de una muchacha muy linda... Yo, muy visual.
      Besos!

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    3. Loly, me encantan nuestras coincidencias, y fíjense que tanto estuve pensando ayer en el olor de esa cajita, que hasta recordé el nombre de los jabones!!!! Se llamaban Astral, lamentablemente no los venden más :(
      Elena, estoy usando unos talcos Maja que alguien me obsequió, ese olor es inconfundible y muy especial. Todavía conserva el mismo empaque.
      Besos!

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    4. Voy a tener que buscarlos en el super para olerlos, Miriam, a ver si recupero ese recuerdo :)

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    5. Jabones Maja! Todavía existen? Hace años que no los veo. La figura de la española vestida de rojo en la caja es inconfundible.

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    6. por acá todavía existen, los jabones y talco maja, no son muy vendidos pero existen

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    7. Acá también, hay de todo, lociones, talcos, jabones, no les digo que me obsequiaron talcos pues :)
      Búscalos Elena, será lindo tener el recuerdo más vivo

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  5. jejeje mis células olfatorias no sirven, no percibo la mayoría de los olores así que no tengo recuerdos asociados a ellos :(

    pero el aroma a tierra mojada sí lo percibo y me gusta mucho no sé porque

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    1. Es que el olor de la tierra mojada es uno de los más deliciosos que hay Hilda, creo que sólo le compite el olor del pan recién salido del horno :)

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    2. El olor a tierra mojada es muy especial. A mí me trae buenos recuerdos y también uno no muy bueno, pero no es mío. Es como un recuerdo prestado, de una historia que alguien me contó una vez.

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    3. ah si, el olor a pan recién horneado sí lo percibo y ya me acordé de algo!!
      el olor a pastel recién horneado me recuerda a mi mami, cuando hacía un pan de natas exquisito y nosotros le ayudábamos!!!
      Ahora yo se hacerlo pero mi horno es muy grande y gasta demasiado gas :(

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    4. Encontraste un recuerdo asociado al olfato Hilda ¡Yupi! Sigues haciendo la tarea jajajaja

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    5. jajajajaja pues no pensaba hacer la tarea pero el recuerdo llegó solo al leerlos jijijij

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    6. El olor al pan recién hecho es de los mejores! No tengo ningún recuerdo asociado a él, salvo los de mi estómago, y esos son siempre muy felices! ;)

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  6. El aroma de el césped me recuerda mi infancia, los juegos con mi hermano y mis días de lectura en el patio de mi casa.

    Los libros siempre me gustan, me recuerdan historias, juegos entre los arboles, recordé el olor del pino y del eucalipto me transportan a las caminatas que hacíamos con mi familia en medio de los arboles entre juegos, risas y el sol.

    Hay un olor de un perfume, que me recuerda a mi abuelito, claro que de esos olores ya no son tan frecuentes.

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    1. El olor de los libros es maravilloso! no importa si son nuevos o viejos. Algunos incluso tienen un olor característico que no se asemeja a ningún otro libro, Definitivamente es un placer adicional al que nos da la lectura.

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    2. Qué lindos recuerdos, Christian! Los olores de los árboles parecen ser muy interesantes. Por ahora sólo he logrado reconocer el de los castaños después de la lluvia. Espero poder reconocer otros más adelante!
      Y los libros, claro, es de mis olores favoritos.

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  7. Actualmente he perdido un poco el sentido del olfato, pero recuerdo muy vívidamente que me desagradaba en mi niñez el olor del perejil y culantro, luego de adulta ya no me molestó y cuando lo utilizo en la cocina, me trae el recuerdo de mi madre que cuando lo compraba y yo iba a la cocina, me lo pasaba por la nariz en son de broma.

    El olor del café recién pasado me transporta a mis 6 años, edad en donde comencé a probar lo más delicioso que puede dar la naturaleza. Sucede que mi padre luego de merendar, se tomaba su taza de café colado o pasado y yo estaba pendiente de eso para pedirle un poquito; desde esa edad hasta ahora no me puede faltar mi taza de café a las 6 p.m.

    Igual que Hilda, el olor a tierra húmeda, cuando recién se inicia la lluvia me agrada mucho más que un perfume.

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    1. Me gustó mucho eso de que un olor que te pareció desagradable pueda convertirse luego en un lazo con un lindo recuerdo como el de mi abuelita jugándote una broma :)

      Y veo que empezaste en el vicio del café a muy temprana edad, tendré que mantener a Ariana lejos de tí durante tus cafés de la tarde porque me parece que tienes las mismas intenciones que mi abuelito jajajaja.

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    2. Te has dado cuenta muy tarde, ja ja-

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    3. Angélica, los olores de la cocina de la infancia... qué maravilla! Yo siempre intento que mi comida al menos huela como la que recuerdo que hacía mi madre. Si no llega a oler así, de entrada sé que no me quedó bien, jajaja! Es que mami cocina para chuparse los dedos!
      Café y tabaco nunca faltaron en mi casa, pero yo no fumo y ni siquiera me gusta mucho el café. Nunca lo tomé hasta hace relativamente poco. Ahora, por cuestiones de estudio y trabajo (sobre todo cuando debo ayudar a mi esposo a revisar sus trabajos), cuando debo concentrarme rápido y permanecer en ese estado mucho tiempo, pues me tomo una tacita o dos para que me ayude a lograrlo.
      Abrazo!

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    4. Yo no soy cafetera, de hecho, por lo general prefiero el café con leche y sólo en ciertas ocasiones (sobre todo cuando me invitan) me tomo un mokachino o un frapelatte. Lo mío es la leche :-)

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    5. me gusta el café y bastante, pero no soy cafetera, creo que solo me gusta cuando me invitan un café por la tarde :) y lo disfruto mucho, generalmente si es de moka :)

      Pero la leche, bueno, me encanta, mi desayuno no es desayuno si no hay lechita!

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  8. El olor a café parece ser una constante en los hogares Elena, me parece súper chévere que tengas un olor asociado a cada uno de tus padres y que te traigan tan lindos recuerdos. Sólo una pregunta ¿Còmo lograste recuperar tu sentido olfatorio?

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    1. Aun no lo recupero del todo pero con el yoga, Loly, haciendo pranayamas (respiraciones) he adelantado mucho. Y también limpiando mi organismo de sustancias tóxicas (que no soy una santa, jeje) y cuidando de comer lo mejor posible. Una cosa que me ayudó mucho fue aprender a descongestionar mis intestinos. Parece mentira pero los intestinos y la nariz guardan una relación directa. el cuerpo humano es fascinante!

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    2. Nunca hubiera imaginado esa relación intestino-olfato Elena, realmente es increíble.

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    3. Tendría que decir que especialmente los de la cocina, lugar que para mí ha sido de convivencia, misterio y enseñanzas desde muy pequeño, y donde supe que el olfato era buena guía para el aprendiz, aunque no llegue a ser (ni de lejos) como sus maestros y maestras. Si se vale el comercial, les invito a asomarse a La Comunidad de la Hornilla para que vean a qué me refiero. Y sin efedrina. ;)

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    4. Mi comentario lo borré de abajo porque no correspondía al "eescalón" adecuado. ¡Saludos!

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    5. Pasé a visitarte por la Comunidad de la Hornilla. Qué lindos recuerdos y qué bonita manera de expresarlos. Puedo imaginar a un pequeño Ivanius haciendo sus pininos al untarle la mermelada al pan o al preparar el aliño de las ensaladas. Supongo que esos son uno de los recuerdos más fuertes y antiguos que tienes en tu memoria y que los aromas culinarios te transportan a ese pasado entrañable. Saludos!

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    6. Los olores de la cocina son de los más fuertes olores de la memoria, sin dudas. La niña pre-efedrina que fui los recuerda con muchísimo gusto, y aún hoy los persigue en su propio laboratorio, aunque no con mucho éxito, todo sea dicho :)
      No hay mejor comercial, seguro.
      Ya conocía estos deliciosos textos, Ivanius, pero ahora en cuanto tenga un minuto pasaré de nuevo a disfrutarlos. Los comentarios llegarán, por alguna vía.
      Besos!

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    7. Pues de algo estoy seguro: no pudo haber mejor publicidad sobre los beneficios del yoga que la experiencia que cuentas, Pelusilla. Besos!

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  9. ¿Es idea mía o la prevalencia de capacidad olfatoria disminuída es sumamente alta en este grupo? jajajaja

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    1. Eso parece! Será por lo de la efedrina???

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    2. jajajaja entonces ya no me siento tan rara!!!

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    3. Yo no sabía de ese efecto de la efedrina, es más, ni siquiera sabía que había una admninistración a través de gotas nasales.

      En mi niñez si padecí los efectos de la tetraciclina, que te deja los dientes amarillos, por suerte eran los de leche y cuando mudé, los permanentes salieron blancos.

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    4. Era buenísima para descongestionar la nariz. Una gotita en cada fosa y remedio santo! Pero al final, ya ves que no todo era tan bueno. Terminan asesinando a sangre fría a las células olfativas, o como se llamen. A principios de los ochenta en la isla no se sabía de estos efectos secundarios.

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  10. Muchos olores, un perfume, una comida, dependiendo de qué olores hicieron parte del pasado, olerlos en el presente me lleva irremediablemente a la rememoración nostálgica, por lo general.

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