viernes, 27 de septiembre de 2013

¿Qué has dejado de hacer por miedo al fracaso?


Creo que nada. Claro que he dejado algunas cosas en mi vida sin hacer, pero no ha sido el miedo al fracaso lo que me ha detenido, sino la pereza, la desidia o alguna otra razón.

Afortunadamente (o imprudentemente, como quiera mirárselo) no temo tomar riesgos cuando estoy convencida de que hay algo que debo hacer. Nunca he vacilado para cambiar de trabajo, para embarcarme en una deuda o para hacer un cambio en mi vida si así me ha parecido necesario en ese momenta. Hasta ahora no me he equivocado y espero seguir corriendo riesgos cuando sea necesario



Aprender japonés. El día que escuché a mi esposo afirmar que el japonés es tan difícil que nadie, ni siquiera los propios japoneses, pueden llegar a conocerlo del todo, perdí la mitad del interés que tenía en el idioma. 

Y es que los japoneses, cada uno de ellos, usa su idioma como mejor les parece. Claro que tienen reglas, pero tienen tantas y varían tanto de una zona a otra que a la larga tienen dificultades a veces para entenderse entre ellos mismos. Eso solo hablando del idioma oral; el escrito es otro mundo… No solo por lo diferente que es del nuestro, eso no me asusta en lo absoluto. El problema es la enorme cantidad de vocabulario activo con que cuentan, y los miles de caracteres de uso común que emplean. La dificultad llega a tal grado que un japonés promedio llega a poder leer el periódico sobre los 18 años. 

Todo esto sin contar que es un idioma que ha cambiado mucho durante la historia, y para leer un libro relativamente reciente, como del siglo XVIII, por ejemplo, hay que estudiar el japonés específico que se usaba en esa época y en la zona del país en que fue escrito. De hecho, los japoneses de hoy lo que suelen leer son traducciones al japonés contemporáneo de su propia literatura antigua.

Bueno, pues eso, que se me quitaron los deseos de seguir estudiando un idioma que no tengo posibilidades de llegar a dominar. Lo más que hago es mantener lo poco que ya sé, que me alcanza para comunicarme como un extranjero, medio a lo indio (yo querer comer), medio por señas, ni más ni menos

31 comentarios:

  1. Yo también soy de correr riesgos, Loly, pero la verdad es que saber que nunca iba a llegar a dominar el idioma, ni medianamente bien, me desanimó mucho. Lo considero miedo al fracaso, más bien denánimo por el fracaso seguro :(
    Besos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me imagino Elena, es como empezar una carrera sabiendo que no llegarás a la meta. Pero si te sirve de consuelo eres una experta en idioma japonés comparada con los lectores de Shogun que estamos luchando con cada palabra que aparece en la novela ;)

      Eliminar
  2. Siempre he sido una mujer de lucha, necia como la que más. Cuando se me cruza algo en la mente continúo con ello hasta que lo consigo.

    Creo que todos conocemos nuestras limitaciones y de pronto por eso no me he planteado
    cosas que en algún momento mi subconsciente me ha dicho que no lo haga, de tal manera que no se si haya por medio un "camuflaje", para evitar el fracaso.

    Pienso Elena, que no debes desanimarte en cuanto a seguir con el japonés, como dices que ni los propios japoneses, dominan el cien por ciento su idioma, trata de avanzar lo más que puedas, nadie sabe que de pronto superes a los nacidos en Japón, ja ja.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Creo que es eso, como cada quien conoce sus limitaciones, no se empeña en empezar una labor que se sabe está más allá de sus capacidades. Es mejor explotar las fortalezas que se tiene que andar buscando metas a costa de nuestras debilidades.

      Eliminar
    2. Ya me gustaría tener su tesón, Angélica María!
      Tengo mis períodos de amor al japonés, y retomo mis estudios con ahínco, hasta que me desilusiono de nuevo... Es un ciclo feo pero al final poco a poco me sirve para avanzar.
      Abrazo! Y gracias por el consejo!

      Eliminar
  3. Soy tan inconsciente que jamás me planteo el fracaso como una posibilidad... he abandonado miles de cosas que comencé, pero por un terrible problema de falta de perseverancia, aburrimiento rápido y síndrome de atención dispersa... nunca por miedo al fracaso!

    He fracasado tantas veces en mi vida que ya ni las puedo contar, pero eso nunca me dio miedo. Siempre me reinvento y vuelvo a la carga. Soy muy impulsiva, actúo por la fuerza de las entrañas más que las del cerebro...eso no me da mucho tiempo para pensar en lo que estoy haciendo jajaja

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es que imagínate Ceci, si empezáramos cada proyecto pensando en que podemos fracasar no empezaríamos nada de nada! Quien no espera vencer ya está vencido decía Juan Montalvo y creo que tiene toda la razón.

      Eliminar
    2. Ceci, yo también empiezo con las entrañas, pero luego llega el cerebro y me dice "¡¿Pero dónde te has metido?!" Y ahí es donde se me frustran los planes, jeje. Bueno, no todos -por suerte!
      Besos!

      Eliminar
  4. Como ustedes saben :) cocinar no es mi fuerte, cocino porque tengo que alimentarme, pero mi comida es sencilla, lo más práctico que sea posible, así que algo que he dejado de hacer por temor a fracasar, es invitar amigos a comer a mi casa, no me siento segura de cocinar algo que impresione.
    Creo que el temor al fracaso viene de la inseguridad de nuestra capacidad :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Miriam tú que vas conociendo mis capacidades culinarias debes saber que yo nunca he pasado por ese temor, porque de plano nunca me he planteado siquiera el preparar una comida para un grupo grande, zapatero a tus zapatos, si tengo invitados compro comida preparada, y eso sí, me luzco sirviendo las porciones en los platos jajajaja

      Eliminar
    2. Loly, servir las porciones en los platos es todo un arte, te equivocas y alguien pasa hambre!!! jajajaja

      Eliminar
    3. Pero por supuesto Hilda, yo soy justa y todos comen bien, servir los alimentos es lo mío, no cocinarlos! jajajaja

      Eliminar
    4. lástima que no guiso tan bien, rico pero no tanto, pero haríamos un equipo excelente, a mí me falla la repartición justa, no le sé calcular!!

      Eliminar
    5. Ok Hilda, podemos ser el dúo Tuco y Tico ;)

      Eliminar
    6. Miriam, no te creas que a veces me gustaría pedir comida para los invitados, y evitarme todo el cansancio y el estrés de la preparación...
      Loly e Hilda: Cuando tengo invitados, siempre preparo mucha comida... Eso me salva porque nadie se queda con hambre pero luego tengo que comer lo mismo una semana entera! Todo tiene su pro y su contra.

      Eliminar
    7. Pero bueno, es que acá cuando se invita a comer a nuestra casa es precisamente para que los invitados prueben nuestras artes culinarias, comprar comida lo deja a uno en muy mala posición, además que mi presupuesto sólo me permitiría comprar pizza :P
      El cálculo de servir porciones también es un arte ¿o será una ciencia? Jaja

      Eliminar
  5. Loly ¿puedo copiar tu respuesta y ponerla como mía? :) es que pienso y actúo exactamente igual. :) y tú lo expresaste genial!!

    De hecho, me es más fácil andarme arrepintiendo luego de haber hecho las cosas que no hacerlas por miedo. Y mira que he hecho cosas que luego digo: ¿porqué las hice? pero las hago :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hilda qué bueno que vamos descubriendo similitudes! yo también suelo arriesgarme, pero mis riesgos son calculados, no en vano soy muy analítica, veo los pro, los contra, y los posibles escenarios favorables y desfavorables, y entonces, ya con el salvavidas puesto me lanzo de cabeza. Hasta ahora me ha funcionado, sino pregúntenle a mis 3 jefes anteriores, a quienes he abandonado cuando menos lo esperaban, siempre por una mejor propuesta jajajajaja

      Eliminar
    2. Bueeenoooo, yo también le entro a todo, luego me voy frenando por el camino :P

      Eliminar
  6. Mi madre me llamaba terca, pués cuando quiero algo trato por todos los medios de conseguirlo, así es que nunca he pensado antes de hacer algo si fracasaré, claro que he hecho cosas y luego las he dejado, puede que me arrepienta de algo, pero nunca me he sentido fracasada, o soy muy orgullosa o inconsciente, pero creo que, pensar mucho una cosa, ya es fracasar de antemano.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ese es un pensamiento muy poderoso Ylba, puedo haber hecho algo mal o haberlo dejado sin concluir, pero nunca hay que sentirse fracasado.

      Eliminar
    2. Por algo te considero mi maestra, Ylba :D

      Eliminar
  7. Una vez, y contradictoriamente, dejé de estudiar, por miedo al fracaso. Es decir, la idea prematura de fracaso en los resultados esperados me llevaba a evadir la responsabilidad de estudio y centrarme en otras actividades más placenteras, el miedo paraliza. Lo que al final, y como era de esperarse, me llevaba a un fracaso rotundo, cuando ya notaba que el tiempo no me alcanzaba para actuar. Era el miedo a enfrentar el problema, porque a veces pareciera ser cómodo pensar la posibilidad fracasar (cuando se piensa que no hay más opciones) teniendo como excusa la alternativa que no se intentó algo, que la responsabilidad directa del "Si lo intentas, deberías dar buenos resultados".

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Puedo comprenderlo Alex, a veces nuestras responsabilidades nos abruman y ante una tarea que se nos torna demasiado exigente preferimos evadirnos antes que intentar hacer nuestro mejor esfuerzo.

      Y como dices, preferimos la excusa de que fracasamos porque no lo intentamos, a la vergüenza de fracasar por falta de capacidad.

      Afortunadamente no es tu caso, bien sabemos acá lo mucho que te aplicas en los estudios y si toca sacrificar algunas cosas, pues vale la pena.

      Eliminar
    2. Creo que por ese período pasamos todos más tarde o más temprano. Lo bueno es que es solo un período, y se sale de él.
      Suerte!

      Eliminar
  8. bueno, antes no me importaba poner el pecho para lo que fuera, ahora, desde que tengo mis chicos, le temo a todo, me cuesta tantísimo salir de mi zona de confort, espero superarlo, porque creo que es una gran limitante, pero por ahora solo de imaginar innovaciones en mi vida, me pongo enferma, jajaja

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Vilma qué difícil es tratar de salir de esa zona de confort, llegas alli y no quieres volver a moverte. Y a veces esto no es tan malo, pasar una época relajada, quietecita y cómoda, lo importante es que no se convierta en tu morada permanente, pues te impediría seguir creciendo.

      Eliminar
  9. En realidad no hay cosas que haya dejado de hacer por miedo al fracaso, si empiezo algo mi obstinación no me permite dejarlo, otra cosa ya es iniciar, eso si que me da más duro.

    ResponderEliminar
  10. Creo que hay varias cosas que he dejado de hacer cuando no resultaron como quería, pero haber abandonado... La música, aunque más bien porque no sabía que era necesario practicar muchísimo para llegar intencionalmente a la impericia espontánea. :)

    ResponderEliminar

Es su turno, ¿qué opinan?